Carlos Aldea, naturalista y miembro de SEO Birdlife Salamanca, capta en un documental la vida de las aves junto al río
El río Tormes a su paso por Salamanca es un entorno de color, de vida, de disfrute. Un espacio idóneo para pasear, para el desarrollo de actividades lúdicas y económicas, para fotografiar y para descubrir la riqueza natural urbana. El río es un elemento identitario de Salamanca, un referente para sus ciudadanos y también para quien visita la ciudad, un símbolo y un entorno con una biodiversidad propia.
Carlos Aldea es un veterinario y naturalista salmantino, miembro de SEO Birdlife y apasionado de las aves y su observación. El objetivo de su cámara, siempre ávido de captar esa “vida secreta” de las aves, la que se escapa del paseante poco observador, la que se oculta entre las ramas de los árboles y la vegetación acuática, ha podido recoger no sólo las imágenes sino también los sonidos de muchas de las especies de aves que habitan junto al Tormes. El ruiseñor, el chochín, la oropéndola, el pájaro moscón y muchos más nos muestran todo su esplendor en unas imágenes en las que Carlos consigue capturar a estos animales atrapando su comida, construyendo sus hogares, alimentando a sus polluelos, cantando…momentos diversos de unos habitantes que comparten el espacio urbano con nosotros y que, en ocasiones, nos pasan desapercibidos.
Con este texto, Carlos Aldea nos introduce la filmación realizada a orillas del río, sube el volumen y disfruta de la belleza de estos sonidos que nos conectan con la naturaleza:
“El lugar elegido… el lugar donde habitan los mitos.
Envueltos por una atmósfera vegetal, discretos áticos con vistas panorámicas son el hogar de personajes que visten de oro y que sólo algunos dicen haber visto.
Avenida donde los más afamados arquitectos y constructores ocultan sus “casas colgadas”; asombro de cuantos tienen la fortuna de poder contemplarlas.
Casi tocando el agua, camufladas entre exuberante vegetación, unos pocos disfrutan de la ventaja de vivir en primera línea.
Los carpinteros trabajan con empeño en las viviendas de moda, las más solicitadas cuando la seguridad es el bien prioritario. Búnkeres invulnerables a prueba de asalto, de robo, protegidos de cualquier inclemencia.
Célebres tenores desde sus “terrazas” no paran de ensayar sus exitosas partituras. Otros con voces más modestas lo intentan sin tanto glamour, pero mezclando las voces de todos, se escucha una memorable sinfonía.
Barrio exclusivo y popular a la vez, de personajes deslumbrantes y de todos los demás, donde cada uno de ellos canta, escucha, camina, nada, bucea, vuela, va y viene; vive.
Al caer la tarde se abren nuevos ojos y cambia la música. La vida continúa.
Cada milla del bosque de ribera del Tormes es una milla de oro.”
Salamanca “Costa del Tormes”. Primavera en la milla de oro. Carlos Aldea