La recuperación de un solar sin uso de 7.677 metros cuadrados entre las calles Hermanas Fidalgo Morales, González Bustillo y Babia contribuye a un incremento de los acuíferos naturales y a reducir el efecto ‘isla de calor’ en entornos urbanos
El Ayuntamiento de Salamanca, a través del proyecto LIFE Vía de la Plata (LIFE19 CCA/ES/001188), con financiación de la Comisión Europea, ha creado una Isla de Biodiversidad de la ciudad en un solar sin uso de 7.677 metros cuadrados en el barrio Capuchinos, entre las calles Hermanas Fidalgo Morales, González Bustillo y Babia, junto al Instituto de Educación Secundaria (IES) Federico García Bernalt.
Las islas de biodiversidad son espacios naturalizados constituidos por especies autóctonas para facilitar el incremento de la biodiversidad y su conectividad, con el fin de estructurar, fortalecer y estabilizar la infraestructura verde de una localidad. Así, aparte de dar funcionalidad a solares sin uso, bien como hábitat temporal, bien como hábitat permanente, adaptan los jardines y espacios verdes a un modelo ajustado a la realidad meteorológica actual y climática a medio plazo.
Este tipo de espacios verdes proponen trabajar, siempre en cada caso particular, los jardines y parques existentes, junto a los solares sin uso, como espacios naturalizados realmente funcionales que, sin prescindir de los valores estéticos, proporcionen servicios de los ecosistemas. De este modo se convierten en teselas clave para el flujo de recursos, servicios y comunidades de seres vivos, es decir, piezas clave en la necesaria conectividad.
No es el típico parque al uso y en el caso de Salamanca es el primero que se realiza en zona urbana y pretende ser un proyecto piloto en la ciudad. Además, en el espacio ajardinado se ha creado un nuevo camino accesible para que las personas puedan atravesar la zona y se ha dotado de cartelería informativa de carácter formativo donde se indican los objetivos y beneficios de la isla de biodiversidad.
En la página web del proyecto LIFE Vía de la Plata se puede consultar documentación técnica sobre los beneficios y técnicas de construcción de islas de biodiversidad a través una guía didáctica.
¿Qué beneficios tiene la Isla de Biodiversidad?
La importancia de estos laboratorios naturales de biodiversidad radica en que funcionan como indicadores de la calidad ambiental al constituirse con especies clave en función de los parámetros sobre los que se desee realizar un seguimiento continuado. Por ejemplo, los Huertos Urbanos han propiciado la presencia de golondrinas y aviones comunes en los barrios de Chamberí y Tejares, además de los Corredores Verdes, funcionando como un insecticida natural contra las plagas, lo que contribuye a una mayor salud de las especies de la zona y un entorno más agradable y saludable para pasear.
Al mismo tiempo, estas zonas contribuyen de manera eficaz a disminuir el efecto de ‘isla de calor’ en entornos urbanos. La diferencia entre calles sin naturaleza y con zonas verdes puede llegar a ser de 12 grados en los momentos más calurosos del año.
¿Qué se ha plantado?
El proyecto incluye la plantación de 118 árboles y 1.736 ejemplares de arbustivas de 13 especies autóctonas y de bajos recursos hídricos, adaptadas al clima de la ciudad y con múltiples beneficios para la salud urbana. En concreto, se han plantado árboles como aligustre, aliso, almendro, almez, castaño, ciruelo, durillo, higuera, membrillo, roble y serbal; y arbustos como brecina, cantueso, endrino, escaramujo, siempreviva, jara, lavanda, majuelo, olivilla, romero postrero, salvia, salvia granadina y vid.
También se ha procedido a la recuperación de pozos urbanos y a la creación de espacios que sirvan de refugio a la fauna tanto en elementos naturales (vegetación y suelo, muretes secos) como en apoyo (comederos, nidos, etcétera).
¿Cuál es la función de cada actuación?
Bancales: El solar no presentaba ningún tipo de uso, careciendo de cobertura vegetal, expuesto además a una erosión agravada por la marcada pendiente de la parcela. En respuesta a este condicionante se han diseñado un conjunto bancales de formas cóncavas que permitan la retención de agua y suelo. Como complemento a esta actuación se ha diseñado una depresión del terreno que funcione como balsa temporal de agua en fenómenos puntuales de lluvia intensa. De igual modo esta balsa funcionará como hábitat temporal de especies como la golondrina y el avión común.
Especies vegetales: Son árboles y arbustos de bajos recursos hídricos con capacidad de adaptación a las condiciones de un suelo escasamente fértil. Es por tanto una experiencia para otras zonas de la ciudad donde la calidad del suelo sea baja pero aún así se pueda dotar de zona verde con estética y funciones saludables. Por eso se ha priorizado la plantación de especies frutales y productoras de flores y pequeños frutos para beneficiar a polinizadores y aves.
Menos consumo de agua: Con el fin de crear una pradera natural que reduzca la necesidad de mantenimiento intensivo y utilización de riego, a la vez que mejore la fertilidad y estructura del suelo, se plantea la utilización de especies predominentemente leguminosas y fabáceas. Ambas fijan nitrógeno en el suelo, aportan materia orgánica y tienen la capacidad de autoregeneración a través de la alta aportación de semillas.
Su aspecto cambiará en cada estación del año
Primavera: Los árboles frutales florecen para beneficiar a especies polinizadoras y después sirven de alimento a aves que a su vez funcionan como insecticidas naturales y favorecen la expansión de especies vegetales autóctonas beneficiosas para la salud urbana. Se promueve la floración durante todo el año para ofrecer néctar y polen de manera continua.
Verano: La utilización de leguminosas y fabáceas enriquece el suelo de cara a siguientes estaciones. Es aquí donde se realizará un mantenimiento diferenciado respecto a la jardinería tradicional, pues en el caso de determinadas labores como el desbroce se llevarán a cabo una vez que comience el agostamiento de las praderas para favorecer esta autoregeneración de las praderas de una manera natural. Por su parte, los árboles aumentan la sombra para conservar la humedad en el suelo, reduciendo la necesidad de riego y disminuyendo la temperatura ambiente.
Otoño e invierno: Los bancales actúan como balsa de agua para retener el agua de lluvia y favorecer las reservas hídricas en los acuíferos del subsuelo de la ciudad de cara a posibles episodios de sequía. Esto se complementa con el jardín de lluvia de la calle Babia y los pavimentos drenantes a lo largo de las actuaciones de LIFE Vía de la Plata.